Cuatro planes insólitos en Les Garrigues para los fans de la vida rural en la DO Costers del Segre

Cuatro planes insólitos en Les Garrigues para los fans de la vida rural en la DO Costers del Segre

La comarca de Les Garrigues es una de las siete subzonas en las que se divide la D.O. Costers del Segre. En este artículo proponemos cuatro escapadas diferentes para descubrir los encantos de la región más al sur de la mayor DO de Cataluña. En cada una de las escapadas hay una de las siete bodegas de la comarca. Les Garrigues se reivindica como auténtico destino gastronómico para sumergirse en los encantos de la vida rural, vinos con personalidad propia y las historias de novela que hay tras cada bodega.

Les Garrigues debe su nombre a un tipo de maleza poblado de arbustos. A vista de pájaro la región es verde y marrón, mayoritariamente plana. El verde estalla en las hojas perennes de los arbolillos de pesebre, cargadas de bellotas y hojas ásperas. En el bosque notaréis los olores de romero, hinojo y tomillo, que salpimientan los vinos de la región. El marrón se extiende menos, en cultivos de olivos, almendros o viñedos, como una minoría silenciosa. En la región hay unas 600 hectáreas de viñas, escondidas entre bosques ocultos, colinas, barrancos, acantilados, serretas y arroyos. Es una comarca de caricias, pequeña en su grandeza: la modesta belleza de la vida rural. Si quieres descubrir más, te proponemos siete itinerarios de la mano de las bodegas de la comarca.

1.- La fortaleza de los Vilars con una autocaravana

Hace 2.700 años los íberos ya plantaron viñas en Arbeca. En la fabulosa fortaleza de Els Vilars se han encontrado semillas de uva e higos, así como cereales y legumbres. A pocos quilómetros de uno de los yacimientos arqueológicos mejor conservados de Europa está la bodega de la familia Vinya Els Vilars. Antonio Aldomà y María José Pérez han vuelto a plantar viñas, rindiendo homenaje a los pioneros que iniciaron el cultivo hace casi 3.000 años.

La bodega bebe de esta tradición. Los vinos tienen etiquetas basadas en caracteres y símbolos de los iberos, que también se pueden ver en las paredes de la bodega. En Vinya Els Vilars cuidan especialmente el enoturismo, como explica María José Pérez. " Nosotros recomendamos que vengáis con una autocaravana. Disponemos de una zona donde encontrarás de todo: electricidad, agua y posibilidad de carga y descarga". Muchos turistas de Cataluña, España y Europa llegan atraídos por la triple combinación de vinos de la bodega de la DO Costers, aceite de oliva de la Cooperativa (¡viva la arbequina! ) y los misterios que aún rodean el yacimiento de Els Vilars.

Los arqueólogos todavía no se explican algunas de las maravillas que esconde el yacimiento. ¿Por qué hace 2.800 años alguien querría construir una fortaleza inexpugnable de características arquitectónicas tan insólitas? Había muros de cinco metros de ancho por cinco de alto, fosos de más de 20 metros de ancho y algunos de hondo, campos llenos de trampas temibles como los “caballos frisis”. En su interior se escondía una increíble ciudadela, donde se ha encontrado un entramado urbano de casas, calles y alcantarillas increíbles para una población de la Edad de Hierro, alrededor de 750 antes de nuestra era. Los expertos están intentando entender por qué había tumbas con fetos de caballos.

2.- Historias de monjes desterrados y ángeles que se llevaban el vino

Aunque la bodega Purgatori, Familia Torres (Juneda) no se puede visitar actualmente, su historia merece una mención. ¿Por qué se llama Purgatorio? Alrededor de 1770, la Orden de monjes benedictinos de Montserrat adquirió la finca, conocida como El Mas de l'Aranyó. Es un inmenso pedazo de terreno de casi 900 hectáreas. En invierno hace un frío terrible, con lluvia y abundante niebla. Por el contrario, en verano las temperaturas se vuelven infernales, con un contraste térmico muy marcado entre el día y la noche. Trabajar aquí debía ser un verdadero sacrificio. Por eso el Abad de Montserrat enviaba a los monjes que habían cometido ciertos pecados. Los aldeanos pronto lo apodaron "Purgatorio".

La historia prácticamente había desaparecido cuando Familia Torres adquirió la tierra en 1999. El suelo muy, muy pobre y las difíciles condiciones climáticas lo convertían en un suplicio para los monjes, pero podrían ser viñedos donde nacieran excelentes vinos, pensó Miquel Torres Maczassek, quinta generación de la familia. Durante años este clima ha servido de laboratorio para plantar variedades tradicionales, adaptadas al territorio, como garnacha, cariñena, y también gonfaus, una uva de variedad ancestral que se ha adaptado a Juneda como monje desterrado. Si visita la finca encontrará que ahora hay plantadas alrededor de 200 hectáreas, algunas en vaso, a la antigua manera. Son plantas pequeñas, dada la pobreza del terruño, como los olivos antiguos, que dan una producción muy baja, pero de muy alta calidad.

Esto era conocido por los monjes: los de Montserrat y los que tenían que purgar sus pecados. De hecho, "la leyenda dice que el vino era tan bueno que desaparecía misteriosamente" reconoce Miquel Torres. Los monjes culparon a los ángeles” precisa. Historias como esta las explica Joan Farré, responsable de los viñedos. Joan nació en la Masía, porque sus padres eran los encargados. La bodega fue un punto neurálgico para la DO Costers antes de su creación en los años 80. La nueva bodega fue construida en 2007 junto a la antigua. En su interior encontraréis el escudo de armas de la Abadía de Montserrat en las cerraduras de la puerta y en piedras picadas en el umbral de la puerta. En el sótano se mantienen las celdas donde los monjes guardaban el vino en barricas que luego terminarían en el cielo. Las añadas del purgatorio están hechas con garnacha, cariñena y syrah. Si lo pruebas entenderás por qué los ángeles pueden no tener sexo, pero sí inteligencia.

3.- Obras de arte en un museo al aire libre, que podéis seguir en el móvil

En La Pobla de Cérvoles hay una bodega que se ha hecho famosa por sus obras de arte. Y no hablamos (sólo) de sus vinos, de la DO Costers del Segre. Entre los viñedos de la bodega Mas Blanch i Jové hay obras de artistas como Josep Guinovart, Carles Santos, Gregorio Iglesias, Frederic Amat o Eva Lootz. La historia es hermosa, y más aún si te cuentan Joan Jové, Sara Balasch o Sara Jové, la hija de los dos fundadores. Lo más impresionante es que la vida agrícola se hace arte en Mas Blanch i Jové.

La familia Jové adquirió la tierra para construir un sueño: tener una finca para escapar de Agramunt. Trabajaban en un taller artesanal de hierro. Luego vino la bodega. El amor por la tierra y el arte alentó una amistad con el artista Josep Guinovart. "En uno de estos encuentros fue tomando forma la idea de hacer ‘ viña de los artistas'", explica Sara Balasch. La idea de Guinovart tomó forma después de su muerte, cuando la familia compró un antiguo campo de almendros y comenzó a colocar las esculturas del artista al aire libre. Poco a poco cada año había una nueva escultura, de Carlos Santos, de Evru,... que estaban poblando el viñedo y convirtiéndolo en lo que es actualmente: un museo al aire libre.

La visita es muy recomendable porque es muy empática. Se adapta a todos los públicos. Desde una pareja sola que quiera pasear tranquilamente por los viñedos hasta familias con niños. Hay mucho espacio para distraerse y un parque infantil. En la bodega se puede descargar una aplicación móvil que permite descubrir la docena de obras de arte que se exhiben en diferentes idiomas. El paseo es un tesoro. Al finalizar se pueden degustar los vinos de la bodega. Y si queréis, también se puede coger una cesta con vino, embutido, pan de pueblo y dulces para degustarlos sin prisa bajo una obra de arte. ‘ viña de los artistas' resume la dignidad de trabajar la tierra: paisaje, ecología y familia. Tres ideas que merecen estar en un museo. Pero sólo están en el suyo, que es un viñedo: tan sencillo y a la vez tan profundo.

4.- La ruta de las cabañas abovedadas y el Vilosell

En la DO Costers del Segre, con siete subzonas, más que cuarenta bodegas y casi 250 referencias de vinos encontraréis pueblos de todo tipo. Pueblos para desabrochar un punto del tramo del cinturón, pueblos para dejarse acariciar por el sol de invierno reflejado en la nieve, pueblos para olvidarse que venís de la ciudad y sentiros que sois habitantes de pequeñas colonias agrícolas y pueblos para envejecer. Este último es El Vilosell. Un pesebre. Una colina en la llanura de Les Garrigues, donde la niebla no llega. Cada vez que hemos ido allí (más de una docena de veces) hace sol. Es agradable buscar una silla y sentarse al sol con una copa de vino, sintiendo que el universo se ha detenido, todo a la vez y que no envejeceréis ni un instante más.

En provincia de Lleida es eminentemente rural, formada por agricultores", explica Tomàs Cusiné, presidente de la DO Costers. La sensación de desconexión metropolitana es completa. En Vilosell, Cusiné fundó la bodega que lleva su nombre. En total cuenta con cuatro bodegas: Castell del Remei, Cérvoles y Cara Nord, en la DO Conca de Barberà. Este es tu proyecto más personal. Además de la bodega, que se puede visitar, hay un memorable Wine Hotel, con chimenea y vistas a la rambla del pueblo. Les Garrigues se pueden beber, degustar y soñar en una cama de seis palmos y medio.

La orografía de la región se entiende cuando se visitan los viñedos de esta bodega. mayor parte de los bosques están formados por arbustos, de menos de dos metros, la altura de una persona, con pocos pinos y escasas sombras. En medio de un claro aparece un viñedo, como una fiesta sorpresa. En una de ellas descubrimos una cabaña abovedada, una construcción contemporánea de piedra seca. Hay algunas y han sido bien conservadas. Incluso se pueden seguir en una ruta donde os contarán su historia. Arquitectura campesina hecha para almacenar herramientas y ganado, con un inequívoco techo abovedado catalán.

 

5.- Les Garrigues, a través de sus vinos

Los viticultores en Les Garrigues que definen sus vinos como "viticultura extrema". Es el caso de Clos Pons, en Albagés. La altitud marca el carácter. "Los viñedos están a unos 500 metros sobre el nivel del mar, con inviernos muy fríos y veranos muy cálidos, donde la vid sufre porque recibe muy fuerte. Sumado a suelos muy pobres y con una producción muy baja. Sí son extremos", explica Eduard Pons. Su bodega elabora algunos de los vinos más reconocidos de la comarca, muchos de los cuales son de gama alta, destacando la dificultad de producción. Su apuesta por el enoturismo también es muy interesante: podéis visitar la bodega y disfrutar de un desayuno legendario.

A diferencia de otras subzonas de la DO Costers, en Les Garrigues las variedades predominantes de uva son tradicionales. La más plantada en tinto es la garnacha y en blanco el macabeo. Pero hay hasta 22 variedades diferentes, entre tradicionales y extranjeras, de las 29 que acepta la DO. En Les Garrigues hay unas 600 hectáreas plantadas, de las cuales cerca de 400 son tintas y unas 200 son de variedades blancas.

Una de las grandes apuestas de la DO es la conversión a la ecología. Los agricultores saben mejor que nadie el valor de trabajar la tierra con una intervención mínima. Es el caso de la bodega Matallonga, en Fulleda, donde Rosa Xifré y Joan Penella han aprovechado este 2020 para hacer la conversión total a vinos biodinámicos. "Desde el primer momento teníamos muy claro cómo queríamos trabajar y fuimos reconvirtiendo nuestros viñedos en ecológicos, pero con eso no teníamos suficiente, somos personas inquietas y dimos un paso más, empezamos a trabajar parte de nuestras fincas con agricultura regenerativa", explica esta familia en su página web. El proyecto comenzó en 2010 y 10 años después (en un año muy difícil por la pandemia y muy complicado en el viñedo por hongos) han dado un paso valiente y combativo. Son una bodega familiar, que elabora vinos naturales, con ediciones limitadas.

Otra propuesta para descubrir la comarca sin moverse de Barcelona es visitar la tienda "Les Garrigues, colores y emociones",en el Mercado de la Concepción de Barcelona. Erika Budria Becker os atenderá con una enorme sonrisa. En el puesto del mercado hay protagonismo para los vinos, vermuts, algunas bebidas destiladas, aceites vírgenes, frutos secos e incluso jabones ecológicos. La iniciativa parte del Consejo Comarcal y algunas empresas de la zona, que quieren promover la calidad y el producto ecológico de la zona. "Sobretodo, tenemos elaboraciones artesanales de pequeños productores de la comarca", afirma Budria. En la tienda también se trabaja muy bien la promoción turística. Es como una agencia de viajes. Puedes comprar cualquier producto, llevarlo a casa y decidir si su etiqueta es prácticamente un billete para ir a visitar la comarca.

 

Amb la col·laboració de:

 

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